Hacer un buen vídeo

Algunos productores audiovisuales tienen ante sí el reto de conseguir realizar un buen vídeo con recursos mucho más limitados que las empresas que invierten en grandes producciones.

A lo largo de mi trayectoria como locutor he visto prácticamente de todo, piezas de vídeo exquisitamente elaboradas, otras con tanta inmersión de efectos que la atención visual se centraba más en el efecto deslumbrante y sorprendente que en la propia historia que trataba de contarme el realizador.

Es cierto que los productores audiovisuales cuentan hoy con una interminable lista de herramientas para elaborar un vídeo técnicamente perfecto, pero a mi juicio a veces se le da una importancia absolutista a la imagen, secuencias muy elaboradas, transiciones dinámicas, grafismo correcto, pero ¿y la propia historia en sí? ¿Cuánta importancia tiene lo que tratas de contar?

Como espectador de un vídeo, y por mi trabajo he visto muchas piezas audiovisuales a lo largo de mi vida, algunas simplemente no me transmitían nada, otras pasaban desapercibidas por ser tan igualitarias en el concepto, la estructura y el enfoque del trabajo. Como espectador de un vídeo, lo que me cuentas me tiene que emocionar, tiene que tener interés para mí, quiero ver algo más detrás de cada imagen.

Especialmente en los vídeos corporativos y de empresa existe la tendencia a seguir la pauta que el cliente propone, el cliente quiere intervenir tanto en la fase de producción, que al final el proyecto sale adelante, pero no, como lo había planeado el realizador.

El cliente, no siempre tiene la razón y creo que en beneficio de él, hay que decírselo. Tu cliente puede conocer muy bien cómo es su empresa y lo que necesita, pero él no es un profesional de la imagen, y no tiene por qué saber cómo comunicarlo.

Bajo mi modesta opinión y dando por supuesto que los conocimientos como productor ya los tienes, la clave está en la creatividad. Busca una buena idea y haz que tu cliente se enamore de ella, ser creativo significa trabajar sin referencias de lo que hacen los demás, sé tú mismo, deja que fluya tu instinto como profesional, piensa en lo que quieras que sienta el espectador cuando visualice tu vídeo y propónselo a tu cliente.

Otro de los aspectos que en ocasiones considero negativos, es lo poco que se cuida el audio en la creación de algunos vídeos de empresa. La música no siempre resulta ser la más adecuada, a veces tiene tan poca presencia, que parece más un elemento decorativo en la producción que una herramienta que comunique una intención, capaz de subrayar aspectos o emociones ¿Qué elementos tienes en cuenta para elegir las piezas musicales que vas a utilizar?

En la parte que me toca, la locución, he de decir que en alguna ocasión he puesto todo el mimo, el cariño y la dedicación en conseguir una narración muy elaborada, cuidada al detalle y cuál fue mi sorpresa cuando finalmente pude ver ese vídeo al que le había puesto mi voz. No tenía nada que ver lo que yo había hecho, el registro que había utilizado, el ritmo de la narrativa o la intención que le di a la grabación con lo que pude ver después.

Siempre he defendido que si el vídeo ya está hecho, el locutor ha de realizar la grabación visualizando la imagen, es la única forma de afinar el resultado final de la producción. No basta con que un guión contenga la acotación de “aquí vuela un águila sobre la cumbre escarpada”, necesito saber cómo se mueve ese águila, como se desarrolla el plano ¿a cámara lenta? ¿con zoom sin zoom? ¿cuál es la música que acompaña a ese plano?

Los resultados son muy distintos cuando se trabaja con referencia de imagen, la voz reforzará el concepto de lo que quieres transmitir en tu vídeo con una mayor precisión y se integrará en el proyecto de una forma más natural.

Desde mi punto de vista, las claves para conseguir hacer un buen vídeo son; tu experiencia como realizador, tu capacidad creativa y resolutiva para explicar tu proyecto al cliente, una correcta planificación y una ejecución ordenada de las acciones para lograr tu propósito.